El análisis exprés de este
país me hace pensar que estamos en la estabilidad de la Edad Media, para no
llegar a la entera. Este siglo es el anuncio de un cataclismo en el que la
corrupción, la tolerancia del Gobierno con estas artes no marciales y el
pasotismo de la sociedad, nos sitúa en la altura de lo bajo. Mientras se pasean por las calles ladrones
con pedigrí cuando deberían estar en la
cárcel, irrita y subleva tanta protección a delicuentes no cumunes de la alta sociedad y los atracadores de gallinas sean
prisioneros de la libertad.
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