Demasiada penitencia está aguantando el pueblo, cuando vemos la obscenidad de salarios de banqueros, que traspasan la barrera de la moralidad. El pueblo, entre la desesperación y la incredulidad, navega río abajo para estrellarse en las olas del mar bravío, sin más rumbo que el naufragio. Mientras políticos asentados en poltronas, gozan de privilegios para ensuciar la ética y moral, con el dinero de los contribuyentes. El día que el pueblo decida salir a la calle, utilizará la fuerza de la razón, sin necesidad de tener que utilizar, la razón de la fuerza. TENIENDO LAS DOS RAZONES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario