Atender a los ciudadanos es la cuesta arriba de la derecha, es incapaz de aprendérselo. Y ya hay mucho escrito sobre un tema que merece ser prioritario. De poco sirve la palabrería y buenas intenciones, obras son amores y no buenas razones. No están los tiempos para obviar al ciudadano, porque es algo que se tiene en cuenta y al final el precio a pagar resulta carísimo.
Es el talón de aquiles de este Gobierno y del anterior. La soberbia los deja en evidencia.
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