El país fluctúa al vaivén
de acontecimientos aliados con la corrupción que ya forman parte de la
normalidad y del pecado concebido.
Mientras, se aprueban los PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO
para dar y quitar. Y los pensionistas esperando la limosna para seguir en su
estado de pobreza sin que la dádiva evite la sed de la justicia.
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