A la vida política le falta
altura de sus políticos, capacidad, crédito, talento y, a algunos, talante. Así morirá esta
legislatura en espera de ver otra hornada
de políticos que al menos genere ilusión y esperanza. Para ello se
necesita cambios que impriman regeneración, actitud, viveza, espíritu de
esfuerzo y aparcar mediocridades para evitar la falta de respeto al pueblo.
Para regenerar la vida política se tienen que ir todos.
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