El Partido Popular se ha
convertido en el desguace de la honestidad y asistimos, entre la incredulidad y
la certeza, al desfile de moradores de la cárcel, idóneo lugar del mundo
imperialista. Unas puertas se cierran y se abren otras porque la vida es un
carrusel que no se detiene, devora y engulle con facilidad el componente frágil
de debilidades humanas. Colmados de vergüenza el futuro de este partido será la
muerte y sin honra.
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