El desértico talento de los
gobernantes hace posible que miles de familias vivan al límite de la dignidad.
España es un país pródigo en menesterosos, indigentes, marginados y sin techo y
debe haber algún responsable de tamaña inmoralidad que hace posible la lenta
agonía y que sus ciudadanos tengan la zahúrda como morada. Tal vez estemos ante
un Gobierno indigente de inteligencia y virgen de conciencia.
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