Ni izquierda ni derecha son
capaces de entender que hay algo más prioritario que las ideas de cada uno. La prioridad es España y resulta
tétrico tener que soportar a esta clase política, abanderados unos y otros de lo fatídico y
aciago. Esta España de mentes vacías, estómagos agradecidos y robos a la carta,
necesita con urgencia la independencia de títeres de la política y restablecer
la seriedad y la honestidad en el ámbito global.
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