Creer en esta derecha es una
utopía. ¿Pero se puede creer en la izquierda? He aquí el dilema. Las dos
fuerzas mayoritarias han dado fehaciente ejemplo de lo que no es precisamente
ejemplar. Unos y otros articulan una sociedad de despropósitos que harán
posible la buena idea de abstenerse a la hora de depositar el voto en la urna.
Perdido el crédito las promesas electorales carecen de fiabilidad, y
establecerse en el engaño de forma permanente es una hipoteca que anuncia el
desahucio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario