jueves, 13 de febrero de 2014

MIQUI, SENSIBILIDAD


EL CIELO PRIVADO DE PRIVADOS DEL CIELO

Hay un cielo que aisla el frío con cartones, un cielo comprimido en el que se manifiesta la voluntad de vivir en ese recóndito lugar donde aparca el estertor del silencio. Un cielo enraizado de privados con la mirada hundida, para alcanzar el propileo del limbo.  Allí donde la vida se convierte en migajas para que vayan picando miradas torvas y dejen el bulto esquivo para que viva el azote sin piedad de la vileza humana. Dejar al menos que duerma el poseído de sueño desvelado, dejar que en la miseria de ese bienestar encuentren su riqueza no robada, labrada a través del olvido, del desprecio, del cainismo, de fríos y sudores que congelan el alma, para que el cuerpo inmune al dolor sufra el dolor impune, dejar que la pureza no sea lo impuro . Y mirar el colchón duro y ajustado al cuerpo envuelto en el frágil manto descubierto que ciegos habrá para ver, el cielo privado de privados del cielo.

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