El estereotipo de la derecha debe romper moldes ya caducos, y aunque sus
hábitos provienen de viejas herencias, debe adecuar sus formas a la actualidad
de los tiempos que vivimos. Es un trabajo costoso, pero la supervivencia
política exige de comportamientos que auspicien la cercanía con el pueblo, la
atención al ciudadano, y dejar el orgullo en casa. Aunque leído parece fácil,
la tarea es ardua. Si esas barreras que separan no son capaces de derrumbarlas,
es imposible seguir gobernando.
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