viernes, 14 de febrero de 2014

MIQUI, LA DEDICACIÓN AL PRÓJIMO



UN MOMENTO DE LA TARDE
No sé si escribir esta tarde de Kafka, del Moldava que desemboca en el Elba, de física cuántica, del psicoanálisis, de los sueños o de las frustraciones de la vida.
Sin café literario en la ciudad, donde el pensamiento puede explotar y reivindicar la revolución, me refugio en el estrecho laberinto de mi despacho para evitar la siesta y hacer posible que la mente ocupe estos momentos para que el escritor no pierda el hábito de la dedicación al prójimo. Y navegar en este silencio sepulcral invita a viajar al infinito, cuyo trayecto se va forjando uno letra a letra y renglón a renglón para llegar a alcanzar la gloria que, estando lejos, sólo cabe invitarla a pasear esta tarde a algún paraje inolvidable, donde la quietud contemplativa mueve la esperanza de poder compartir el elixir de la vida sin necesidad de moverse.

Tampoco sé si dilata la tarde hacer una incursión en la vida poética de Pablo Neruda o de Manuel Azaña, que ya consideraba tenebroso el febrero del año 1934, pero como la tarde está aliada con la calma, qué mejor que en ese Océano Pacífico exento de aguas revueltas, recordarles esta cita de San Agustín: “Qué mi lector, si comparte certeza, haga el camino conmigo; si comparte mis dudas, que busque conmigo”. Dejó también San Agustín las cinco razones por las cuales cree en la existencia de Dios y argumenta el fundamento de la razón.  Y metidos en harina, me atrae y apasiona la vida del pensador Santo Tomás. Fue un prodigio de inteligencia y, en su mundo de espiritualismo, define los elementos divinos y humanos, el término de “eclecticismo”, pero me quedo con estas dos últimas aseveraciones que son verdaderamente transcendentales: “el alma es incorruptible”. “Y la consumación última del hombre consiste en un reposo perfecto del entendimiento y la voluntad”. Esto es viajar al mundo de los ancestros y surcar tierras áridas para adentrase en un mundo boscoso en el que haría falta un protector para el alma. Aquí la tarde termina su momento. 

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