Parece
que la corrupción ha perecido, que el pueblo ha muerto y que la rebelión del
sofá adquiere vida. No afecta, por lo visto, que se pierda poder adquisitivo,
que haya asentimiento de las subidas de pensiones de 0,25%, que los pensionistas
vean peligrar sus pensiones, que la sanidad este cada día peor, que los
dependientes vivan al límite de la dignidad, que la pobreza aumente, que los
parados mantengan las constantes vitales de su estado, que el recibo de la luz
deslumbre, que los comedores sociales sean el retén de la conciencia y que al pueblo de tanto indignado y cobarde permanezca en jarras esperando que
Mariano Rajoy administre la extremaunción colectiva.
En casa se está muy calentito y que truene o relampaguee.
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