domingo, 7 de enero de 2018

UN PASEO POR MI INFANCIA

Me gustaba el pueblo rural, sus pintorescas calles estrechas y empinadas, callejones con telarañas, río con maleza, caminos con piedras y zarzas y personas sentadas en sus sillas al final de su trabajo, en las calles con sus hábitos originarios una vez remitía el calor. Terminaban de escavar, regar y sembrar, y ganado tenían el reposo y la charla amena. Me gustaba aquel mundo de pureza hoy extinguido. No había sequía pero sí otros desiertos. Las dos Españas encadenadas y separadas. Unos buenos y otros malos era la oración más escuchada. La última etapa de la derecha mostró sin rubor la escasez de materia gris y un mundo apocado sin miras para certificar el blanco y negro del talento. Hoy, instalado en el poder la izquierda, sigue la misma oración y no es el PADRE NUESTRO.  

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