A
veces las letras son la soga al cuello de quienes viven con la holganza del
endiosamiento, la aureola de grandeza y la supina estupidez de mostrar miserias
que no esconden. Y para certificar el apocalipsis del sentido común, nada mejor
que hacer bueno lo malo de la huida hacia adelante, que es la mejor forma de
dar pasos hacia atrás. Si grande es el poder de las letras nada es peor que ser
referencia de la altura de la bajeza y del miedo, que de alguna manera,
confirma comportamientos cuestionables.
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