La oposición se ve
pero no se oye y su lenguaje místico y espiritual no está de acuerdo con las
circunstancias que vivimos. Una cosa es utilizar la prudencia de estos momentos
farragosos, tristes y dolorosos, y otra que Casado nos deje la evidencia de un
político romo, de acusada medianía y apasionado del verbo recto para evitar
derrapar en sus curvas y no evadir el derrape. El ciclo que nos toca vivir no es aquel en el
que vimos la altura política de: Felipe González, Adolfo Suarez, Miguel Herrero
de Miñón y otros muchos. A veces la tierra no da el fruto apetecido.
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