En estos tiempos de
trilla de letras, opiniones, criterios, doctrinas y pulso a los acontecimientos
que devengan muertes que tensan y encogen la piel, me estaba acordando de “La
rebelión de las masas”, de Ortega y Gasset por aquello que hace posible que las
masas hagan del coronavirus la rebelión al miedo. Extraigo de un artículo del
filósofo José M. Martínez, “Una razón vital que comienza a despertar”, que raya
en la excelencia, una cita de Ortega que pronunció en una conferencia en Buenos
Aires en el año 1940 y cuya vigencia hace que pensar: “Casi todo el mundo está
alterado, y en la alteración el hombre pierde su atributo más esencial; la
posibilidad de meditar, de recogerse dentro de sí mismo para ponerse de acuerdo
consigo mismo de acuerdo y precisarse qué es lo que cree y qué es lo que no
cree; lo que de verdad estima y lo que de verdad detesta. La alteración le
obnubila, le ciega, le obliga a actuar mecánicamente en un frenético
sonambulismo”. El articulista se hace eco de otra cita sublime de Ortega para
evitar divagar y ser consciente de nuestro deambular constante: “La historia
nos cuenta de innumerables retrocesos, de decadencias y degeneraciones. Pero no
está dicho que no sean posibles retrocesos muchos más radicales que todos los
conocidos, incluso el más radical de todos: la total volatilización del hombre
como hombre y su taciturno reingreso la escala animal, en la plena y definitiva
alteración”. Para reflexionar.
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