miércoles, 22 de abril de 2020

MICRORRELATO - NOCHE DE MEIGAS


La Nochebuena de todos los años Ánxela la pasaba con sus padres en el pueblo gallego de Betanzos. Ánxela desconocía que la noche del 24 de diciembre de 1974 sería una fecha doblemente señalada. La efeméride del día era una de ellas y al sentarse a la mesa se encontraría con dos hermanos de su padre, Aniceto y Julián, que habían llegado desde Argentina tras veinticuatro años de ausencia. La sorpresa causó una emoción indescriptible y lágrimas y abrazos fueron el entremés de una noche que no olvidarán nunca. Una vez recuperada la calma, Aniceto saboreó la empanada gallega con el albariño de la tierra y Julián era más devoto del percebe y las angulas. Corrió el champán y otros mariscos, y hubo multitud de anécdotas del exilio y su estancia en Avellaneda. Se habló de Juan Domingo Perón y Eva Perón, estuvo el tango presente, las Malvinas, el Boca Junior, del que era admirador Aniceto, y un sinfín de historias acumuladas en el tiempo. A Augusto, el padre de Ánxela, le brotaba las palabras y contaba las travesuras de sus tiempos mozos y entre risas de las diabluras y la felicidad de la noche, el reloj señalaba las cinco de la mañana y el descanso pedía su tiempo. Noche de meigas.   

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