Vienen bien en las
sociedades áridas al culto del pensamiento, dejar algunas gotas de quien hace
de él la vía de la sabiduría y la lluvia generosa que hace germinar la semilla
de la esperanza, avivar el sentido común y despertar para adentrase en un mundo
en el que brota la gnosis. El filósofo fue partidario de una sociedad abierta y
plural inspirada en el principio de cooperación entre los diferentes, fue
defensor de los sistemas democráticos basados en la participación popular, la
libertad ideológica y de culto y los derechos humanos que entendía enraizaban
en la ley natural. El bien común es uno de los conceptos claves de la filosofía
política de Maritain. Enemigo del nacionalsocialismo, lo fue también del
comunismo, cuyo ateísmo suponía un vicio radical. Fue muy crítico con el Estado
burgués, el sistema capitalista y una concepción liberal de la propiedad
privada. Condena la sociedad biempensante del liberalismo conservador burgués.
Flagela que la burguesía confunda la
dignidad humana con la ilusoria imagen
de un individuo abstracto sin dimensión comunitaria y colectiva.
Entiende el filósofo que el deber del Estado es la justicia y asegurar el bien
común. Y el poder político se legitima si está al servicio del hombre. Su
profundidad nos invita a no sestear a ras de suelo. En días de lluvia esas
gotas que no arrugan el folio estimulan y abren puertas para ver lo que no
estamos acostumbrados a ver. ¿Lo ven?
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