La Comunidad Valenciana es
un desierto de decencia. No sé si es que el pueblo no tiene conciencia de lo
que pasa, pero la gravedad no tiene parangón en la historia democrática. La
sanidad, podrida (la cara del tercermundismo); la enseñanza,
primaria (el freno del progreso); la justicia,
injusta, los trabajadores sin empleo y el pueblo sin habla,
mudo.
Un erial de dignidad.
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