La derecha, para ser
sencilla es arrogante y, además, es de cuna. Ejercen el dominio de la soberbia,
la altivez y se pasean con orgullo haciendo gala de ideas ejemplares. No
pido socorro pero acojona. La izquierda es otra cosa, se arroga a la
ignorancia del ignorado y siempre está dispuesta a dar lo que te quita. Las dos
almas gemelas del desconcierto nacional que generan problemas y los resuelve la
hoz que siega el sentido común.
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