Cuando antiguamente iba a
los plenos me daba la sensación de ver a veinticuatro cadáveres y un vivo. El
vivo, naturalmente, era JESÚS
ROS. Esa era la lectura del
paraninfo de la sabiduría política del
pueblo y me temo que así sigue. Por lo que supongo habrá que cambiar el nombre del salón porque encaja mejor el
siguiente: TANATORIO
POLÍTICO.
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