Hay hartazón de lenguas,
banderas, independentismos, egos recalcitrantes y supremas vanidades. Cuestiones
tan subjetivas llegan a desbordar hasta cerebros bien amueblados. La libertad
de expresión es tan incuestionable como hacer el buen uso de ella. Me pierdo
los plenos porque, sencillamente, no me atraen. “La indignación moral es la
estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad” (Herbert Marshall McLuhan).
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