Jesús Ros es un maestro de
la atención y el esmero con el
ciudadano, faceta que domina con una excelencia no habitual en la vida
política. Seguramente hará otras no excelentes, pero esa es privativa y no
privada. Con un maestro de esas virtudes cuesta trabajo que no haya alumnos
destacados de algo tan vital para ejercer la política, lo que me hace pensar en
una falta de interés que perpetua a muchos como simples alumnos.
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