lunes, 27 de marzo de 2017

LA DESPEDIDA

  

Anoche soñé que estaba en la estación del Norte, La Emérita subida en un  tren y María José Catalá en el andén con lágrimas en sus ojos. Las despedidas son siempre dolorosas y más cuando se trata de personas a las que les has dado todo en la vida. No recuerdo el destino de la Emérita y cuando de pronto la convulsión me despertó el recuerdo de Pedro Calderón de la Barca, es inevitable: “Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

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