En política una de las
mayores virtudes que debe tener siempre un político es la prudencia. Hay casos en
los que algunos están doctorados en lo contrario, la imprudencia. Esa práctica de riesgo es el mejor
aval de la devaluación de quien se ejercita en esos menesteres. En la
actualidad, hay alguno que se podría expedir un pergamino con el título de lo
poco ético.
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