Somos muchos los que
diariamente afilamos el bisturí para abrir en canal a quienes ejercen como
políticos una vez se constata la falta de capacidad para realizar funciones que
no acredita. Y damos rienda suelta a nuestra particular forma de ver las cosas
y, en ocasiones, dejamos abierta la
herida para que la aguja del tiempo decida coserla. La única finalidad es que
cualquiera pueda asomarse a esta ventana y contar las veces en las que uno se
equivoca en busca del acierto.
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