Quienes pretendan ser líderes en la vida política se deben
aprender principios de otras vidas. ¿Se entiende? Hay que levantarse de los
sillones de los despachos, pisar la calle, mirar la cara a los ciudadanos y ser
visible en el mundo que nos toca vivir y mal vivir. A los políticos de la
tierra con esas aspiraciones les falta garra, raza y saber estar en aquellos
sitios que otros obvian. Ahí está la clave, entre otras muchas cosas, que
distingue a un líder. Habrá que dar comienzo a una ruta que es necesario
recorrer.
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