viernes, 17 de marzo de 2017

LOS REFUGIADOS

  

La solidaridad con los refugiados es deprimente. Por lo visto, no se dan cuenta que son personas y, como tales, tienen el derecho a vivir con dignidad, esa  que les niegan los amantes de lo digno. Cuando un Gobierno es insensible ante estos problemas nos encontramos con un mundo estéril de humanidad. Es penoso el camino que tienen que recorrer estos nómadas en el que lo mejor que encuentran son trabas, limitaciones y obstáculos para que la contrariedad sea la mochila del viaje.  No cabe el estorbo de un ser humano, si cabe que los dignos sean el entorpecimiento.

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