Ayer estuve en casa de
Valentín Fernández invirtiendo tres
horas en el refugio de su despacho que rebosa cultura por todas las partes y de
la amena charla que mantuvimos, casi salgo doctorado en materia política. Su
lúcida mente abrió el archivo de los recuerdos y, el CATEDRÁTICO,
mostró
un caudal de vivencias y sabiduría. Utilizó el comedimiento, la sensatez y
derrochó sentido común. Era Valentín Fernández Parrado. Me
encantó verlo en un estado óptimo, con ganas de hacer cosas y me impacto su
colección de plumas, por las que siempre he tenido pasión. Gracias por abrirme la puerta de
tu casa.
Mi casa es la tuya, pero llo pago la ipoteca
ResponderEliminar