A veces, solo a veces, la soledad es una compañía de lujo. Y cuando
se comparten momentos con ella no hay soledad, hay un paraíso donde descubres
la importancia de esa empatía armónica, que solo el silencio tiene el lujo de
compartir la efímera fugacidad del tiempo que se le dedica. Es
solemne. Y a veces, solo a veces, el tiempo se va, quizá hastiado de
ver que no se consume más tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario