Voy a tener que aplicarme en
la lectura de la Biblia, de San Agustín, Santo Tomás y San Ignaxo de Loyola. Aunque la verdad me cuesta mucho meterme en
esos mundos de espiritualidad de San
Ignaxo, de su peregrinar por las Cortes, de su devoción por la Iglesia, su
consagración por la religión del PP y por su obediencia absoluta al Papa y a
María José Catalá. El San Ignaxo de nuestros días es el “eco vivo” del
sacrificio del porteador y seguro estoy que en ese afán de multiplicarse hasta
será pecado y penitencia. Son mundos nuevos que habrá que revelar y estoy
dispuesto a doctorarme en nuevos descubrimientos para encontrar el camino de la
fe y no perder la poca que me queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario