Hace tiempo que se apagó la
luz de EL AMANTE DEL TANGO,
proclive a encender pasiones y a vivificar vidas cautivas de cultura. Leer
sus comentarios era el mejor postre del día y aprender a ser menos ignorante. Su
capacidad de enseñar era prodigiosa y de ahí que recuerde con nostalgia aquella
época en la que germinaban las letras vestidas de smoking. Hoy, el smoking es el
prêt-á-porter.
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