El tiempo se está
terminando. Nuestro pueblo morirá ante la ceguera de atónitos “súbditos” y no
de ciudadanos libres. Demasiadas carencias, demasiados males y demasiada
tolerancia de resignados por el mundo. Un pueblo no holgado de hogaza,
lamiéndose las heridas de una libertad sesgada, de una democracia hollada para
que el ciudadano se sienta de segunda división debe levantarse y exigir los
derechos que le pertenecen y no ser presa de carroñeros. Hay que parar
escarnios inadmisibles.
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