El año nuevo da comienzo y
es de esperar que no arrastre los problemas que el viejo nos acaba de dejar que
han sido múltiples y de diferente índole. Atrás queda la fauna política que
puso en evidencia a roedores de patas de sillón, patriotas de cristal y
charlatanes de feria, convirtiendo al país en “la Expo” de miradas indiscretas.
Es decir, la España bananera asentada en el lomo del burro de lenguaraces de
vocablo romo. No sé si quedará atrás -vanguardista no la veo- la incombustible
derecha vaticanista, fiel reflejo de resistencia numantina de espíritu y letra.
Atrás si queda una izquierda irreconocible mostrando lo mejor de lo peor y
expirando el último hálito vital y el resto de partidos pensando en el milagro
de PENTECOSTÉS.
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