Enrique Manzano Montoro ha fallecido y deja con su adiós una profunda huella y un recuerdo imborrable.
Atrás queda aquella voz profunda para hacer de la declamación un estilo
inconfundible que rayaba en la excelencia. En el terreno personal mi gratitud
es enorme porque en aquellos eventos en los que intervenía recitaba una de mis
poesías y hoy es de obligado cumplimiento agradecerle su deferencia. Descansa
en paz, amigo, y aquí te dejo aquella poesía con la que disfrutabas tanto y
eternas gracias.
EN LA CASA DEL POBRE
En la casa del pobre
Que no hay riqueza
Existe el tesoro
De su pobreza,
El trozo de tocino
Y el pan duro;
El hambre pertinaz
Y el aire puro;
La llama del candil
La luz del pobre,
El vatio sin
corriente
Y que el milagro
obre,
Del fuego el brillo
La bola del murillo
El mango del badil
Y sinfonía del
grillo;
El cuartillo de vino
El agua en botijo
El grano del millo
Llamado mijo,
Aperos con polvo
Que dejan vientos,
El color perdido
Y amarillentos,
La vida opaca,
El día largo,
El mes sin fin
Y el año amargo.
Y el año amargo.
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