Para no estar en la
oposición de forma vitalicia, el Partido
Popular debe hacer algo más que nada. La comunicación con la sociedad, siempre
tan vital, vive ahora en sus horas bajas y tampoco se prevé que haya
movimientos que hagan cambiar la apariencia. No hay convencimiento de la propia valía -con
fundada
razón- , se carece de garra, fuerza y hay excedente de orgullo, que
como todos saben, es santo y seña de la casa y vacío de humildad. Sin luz todo se ve oscuro.
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