Si la derecha de Torrent,
una vez pasen revista los congresos pertinentes, apoya a “LA
DICTADORA” para el envite de las próximas elecciones
Municipales, la impresión que me da es
que está en otro mundo. No es posible estar en este y no ver la cruda realidad
de un partido en el que se ven las
llamas y la brasa. Nadie en su sano juicio puede dar soporte a quien ha hecho posible
hacer de las ganancias, pérdidas. Tirar por la borda una herencia de
lujo y pretender vivir con el éxito del
fracaso es, a su vez, abrir la puerta del precipicio. Menos ego, menos vanidad
y más sentido común. Si la militancia permanece muda habrá que esperar a que
Dios haga un milagro y recordar el pasaje del Evangelio de San Marcos, en el
capítulo 7, 31-37 y prestar atención por si el prodigio se da y escuchamos esta
frase: EFFETHA.
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