Los partidos políticos viven
enclaustrados en pasados sin que haya
auspicios por parte de nadie de adherirse al mundo actual. La actualidad
requiere componentes nuevos, vivir realidades incontestables y renunciar a
vicios y viciados. No hay, al día de hoy, antecedentes de generaciones nuevas
que acaben de una vez con el martirio de ver siempre lo mismo que es lo más
innovador de la vida política. Del PSOE se ve el
esqueleto, del PP los abrigos de pieles y pieles insensibles, de Compromís el
albor que va anocheciendo, de Ciudadanos lo breve de lo inmenso y Guanyant el
David que no matará a Goliat. Todos representan la sinfonía inconclusa de la
vida política. En si menor.
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