Mi vida es tan sencilla que
les voy a contar lo que da de sí el ir y venir de las primeras horas de un día cualquiera de
tantos acumulados a través del tiempo.
Mi TETE (mi perro), me da permiso hasta las 9:30 de la mañana para estar
en la cama. Antes, asentado en ella con
leves gemidos me dice que ya es hora de despertarse y ante lo que él pide no
hay opción de hacer otra cosa. Seguidamente me voy a la cocina y me preparo el
café con leche y con el vaso en la mano me pongo delante del ordenador, mi
primera visita es Facebook y allí siempre me encuentro la constancia de Vicent
Alabajos y su hacer diario y el clásico “Me gusta” de generosos y generosas
para que el día comience con buenos augurios. A continuación me voy al blog y
ojeo comentarios, estadísticas y, sin
más dilación, cuelgo el primer post de la mañana. Mi TETE ya me reclama y le
digo que espere que tengo que leer la prensa y lo hago por este orden: Levante,
El Mundo, El Español, Okdiario (para ver que dice Inda de Podemos) y Marca por
aquello de ser seguidor del Madrid. Consumido el tiempo del ordenador, mi TETE
me conduce con salero al cuarto de baño sin que haya resistencia para su
petición y allí espera paciente hasta que termino y por fin le llega el turno
de su salida. A este tiempo le queda el drama, que es de órdago, cuando me
tengo que marchar y trata por todos los medios que no me vaya. Me voy pero con
ganas de volver y darle mil besos. Como esto ya es extenso otro día les cuento
el resto.
POSDATA: cuando me acuesto
le digo, “TETE cuantas personas no dormirán hoy en la cama y pasaran frío y tu
aquí abrigadito con tu manta y mi mano encima para que notes otro calor”.
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